Si, indiscutiblemente una
gran película de los COEN.
No, no voy a hablar de ella,
ni de Javier Bardem.
Hace una semana, la prensa se
hacía eco de una noticia que daba el INE: Si se mantuvieran las tendencias demográficas actuales, España perdería un millón de habitantes en los próximos 15 años
y 5,6 millones en los próximos
50 años
Es por ello que el porcentaje de población mayor de 65 años, que
actualmente se sitúa en el 18,2%, pasaría a ser el 24,9% en 2029 y del 38,7% en
2064.
Hablamos por tanto de una
población española envejecida, con una pirámide de población similar a las
estudiadas para otros países europeos, como Suiza, Francia o la omnipotente
Alemania así como en Estados Unidos.
La evidencia empírica encuentra
una relación positiva entre el gasto sanitario y el peso de la población mayor
de 65 años, por lo que, de nuevo, cabría esperar un incremento de esta partida
de gasto como consecuencia del envejecimiento de la población. No obstante, las
previsiones relacionadas con este componente del gasto público están sujetas a
una mayor incertidumbre, dado que no existen reglas claras que permitan prever
la evolución de la demanda y de la oferta de servicios sanitarios. De hecho, ni
siquiera está del todo claro cuál es el papel que juega la demografía, ya que
algunos estudios sugieren que la mayor parte del gasto sanitario se concentra
en el último o en los dos últimos años de vida del individuo,
independientemente de su edad de fallecimiento.
Esta relación es claramente
positiva de forma que el gasto per cápita más elevado se concentrará en los
individuos de 75 y más años.
Si se aplican sobre ese
perfil la asunción del gasto sanitario, que se supone constante para las
estructuras de la población derivadas de las proyecciones demográficas del INE en cada uno de los años hasta 2050, el resultado de este ejercicio es un
crecimiento del gasto sanitario sobre PIB de 1,6 puntos porcentuales entre el
año 2000 y el 2050.
La proyección anterior debe tomarse necesariamente
con cautela:
- Por un lado los factores no demográficos, que no han sido tenidos en cuenta en las simulaciones, habrían jugado en el pasado un papel esencial en la evolución del gasto sanitario. Entre estos factores se podrían mencionar algunos de demanda, como es el hecho de que el consumo de sanidad muestra una relación positiva con el grado de desarrollo de la economía, o de oferta, como la utilización de tecnologías más caras, o el incremento del grado de cobertura pública de la sanidad asociado al desarrollo del Estado de Bienestar en algunos países.
- Por otro lado, la relación entre el gasto sanitario y la edad, que se supone constante en las proyecciones, ha variado en el tiempo. Se hace claro el pensar que el gasto per cápita en las personas mayores ha tendido a aumentar cuando se compara con otros tramos de edad asociado a una utilización más intensiva de tecnología sanitaria que se concentra en las personas mayores.
Cabría entonces preguntarnos: ¿Qué evolución tendrán los sistemas sanitarios en la UE y, de manera particular, la atención a las personas mayores en los años venideros?.
La respuesta no puede ser sino compleja. Pero una
tema nos queda claro, no como en el informe de sostenibilidad del año 2013 del ministerio de sanidad, y es que se debe prever atendiendo a mas factores, que NO SEAN
EXCLUSIVAMENTE LOS DEMOGRÁFICOS.
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