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domingo, 2 de noviembre de 2014

¿SI o NO ES UN PAÍS PARA VIEJOS?

Si, indiscutiblemente una gran película de los COEN.
No, no voy a hablar de ella, ni de Javier Bardem.


Hace una semana, la prensa se hacía eco de una noticia que daba el INE: Si se mantuvieran las tendencias demográficas actuales, España perdería un millón de habitantes en los próximos 15 años y 5,6 millones en los próximos 50 años

Es por ello que el porcentaje de población mayor de 65 años, que actualmente se sitúa en el 18,2%,  pasaría a ser el 24,9% en 2029 y del 38,7% en 2064.


 Hablamos por tanto de una población española envejecida, con una pirámide de población similar a las estudiadas para otros países europeos, como Suiza, Francia o la omnipotente Alemania así como en Estados  Unidos.


      La evidencia empírica encuentra una relación positiva entre el gasto sanitario y el peso de la población mayor de 65 años, por lo que, de nuevo, cabría esperar un incremento de esta partida de gasto como consecuencia del envejecimiento de la población. No obstante, las previsiones relacionadas con este componente del gasto público están sujetas a una mayor incertidumbre, dado que no existen reglas claras que permitan prever la evolución de la demanda y de la oferta de servicios sanitarios. De hecho, ni siquiera está del todo claro cuál es el papel que juega la demografía, ya que algunos estudios sugieren que la mayor parte del gasto sanitario se concentra en el último o en los dos últimos años de vida del individuo, independientemente de su edad de fallecimiento.



  Esta relación es claramente positiva de forma que el gasto per cápita más elevado se concentrará en los individuos de 75 y más años.

    Si se aplican sobre ese perfil la asunción del gasto sanitario, que se supone constante para las estructuras de la población derivadas de las proyecciones demográficas del INE en cada uno de los años hasta 2050, el  resultado de este ejercicio es un crecimiento del gasto sanitario sobre PIB de 1,6 puntos porcentuales entre el año 2000 y el 2050.




La proyección anterior debe tomarse necesariamente con cautela: 

  1. Por un lado los factores no demográficos, que no han sido tenidos en cuenta en las simulaciones, habrían jugado en el pasado un papel esencial en la evolución del gasto sanitario. Entre estos factores se podrían mencionar algunos de demanda, como es el hecho de que el consumo de sanidad muestra una relación positiva con el grado de desarrollo de la economía, o de oferta, como la utilización de tecnologías más caras, o el incremento del grado de cobertura pública de la sanidad asociado al desarrollo del Estado de Bienestar en algunos países. 
  1. Por otro lado, la relación entre el gasto sanitario y la edad, que se supone constante en las proyecciones, ha variado en el tiempo. Se hace claro el pensar que el gasto per cápita en las personas mayores ha tendido a aumentar cuando se compara con otros tramos de edad asociado a una utilización más intensiva de tecnología sanitaria que se concentra en las personas mayores.

Cabría entonces preguntarnos: ¿Qué evolución tendrán los sistemas sanitarios en la UE y, de manera particular, la atención a las personas mayores en los años venideros?.

La respuesta no puede ser sino compleja. Pero una tema nos queda claro, no como en el informe de sostenibilidad del año 2013 del ministerio de sanidad, y es que se debe prever atendiendo a mas factores, que NO SEAN EXCLUSIVAMENTE LOS DEMOGRÁFICOS.

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